Puede ser un hábito difícil de romper, pero si no lo haces, tu salud dental podría sufrir mucho más que su manicura.
Los niños o adultos que se comen las uñas podrían romper, astillar o desgastar sus dientes frontales debido al estrés causado al morder. Y aquellos que utilizan brackets ponen sus dientes en mayor riesgo de reabsorción radicular (una reducción de las raíces) o pérdida dental, ya que los brackets ya ponen bastante presión en los dientes. Pacientes que muerden sus uñas, muerden lápices o aprietan sus dientes pueden tener mayor riesgo de bruxismo (crujir o apretar de los dientes de forma involuntaria que puede causar dolor facial, dolores de cabeza, sensibilidad dental, encías retraídas y pérdida dental).
Los signos de bruxismo incluyen: puntas con apariencia plana de los dientes, esmalte dental que se desgasta, causando sensibilidad extrema, crujido o chasquido de la mandíbula, y surcos de la lengua. Otros riesgos de salud dental para quienes se comen las uñas incluyen, tejido gingival sensitivo, desgarrado o dañado causado por bordes angulosos, afilados de las uñas y la propagación de bacteria de otras partes del cuerpo a la boca y de la boca a la matriz de la uña o al torrente sanguíneo.
Los pacientes podrían descubrir que utilizar un protector de boca puede impedir comerse las uñas y ayudar a prevenir nuevo daño a los dientes. Algunos dentistas también pueden ayudar a los pacientes utilizando técnicas de terapia, como aprender a descansar la lengua hacia arriba con los dientes separados y los labios cerrados para evitar daño dental.
(*)Odontólogo.
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